Nuestra casa se fundó en 1996 como finca de labor para el desarrollo de actividad agrícola. Posteriormente fue habilitada y reformada en 2015 para Casa rural, dotándola de todos los equipamientos necesarios para este tipo de establecimientos turísticos.
La finca fue adquirida por la propiedad en el año 1984. En aquellos tiempos estaba a cultivos de tierra calma. A día de hoy la finca se ha transformado íntegramente para dedicarse al cultivo del olivar.
En la actualidad nos encontramos frente a un gran desafío: proteger, conservar y preservar el medio ambiente. Ese es el mayor activo que pueden heredar nuestras futuras generaciones, porque sin un ecosistema vivo, dinámico y armónico estará seriamente comprometida la organización social. El calentamiento global, la destrucción de los glaciares, la contaminación y el uso irracional de los recursos, son una amenaza permanente para la supervivencia de la humanidad, y por tanto el compromiso es una obligación de todos y cada uno de los seres humanos.
En este sentido, la explotación de nuestra finca se lleva a cabo de forma sostenible, haciendo un uso racional de los recursos naturales y aplicando las labores agrícolas de manera no invasiva hacia el entorno. Asimismo, nuestra casa posee las condiciones óptimas de habitabilidad con el mínimo consumo energético, teniendo en cuenta la orientación de la construcción, el terreno y la naturaleza que lo rodea.
Durante la época de lluvia recogemos las aguas depositándolas en aljibes para el uso de la casa de todo el año, produciendo nuestra propia electricidad a través de paneles solares para el suministro de la casa.
